Extra-escolares: la locura
Empiezan a sortearse las plazas de polideportivos, colegios, academias, etc. para apuntar a los niños a las famosas actividades extra-escolares. Los padres empiezan a tirarse de los pelos...
¿Deporte, música, actividades artísticas, idiomas? ¿Todos los días, días alternos, un día por semana?
Nos toca pensar y escuchar a todos los que opinan de este tema, que como ya sabemos, todo el mundo entiende de educación, y todos tenemos razón.
Otra cosa es que nuestro hijo/a necesite una actividad extra-escolar en concreto. Por ejemplo, tiene problemas de espalda y el pediatra me ha recomendado la natación. Pues, claramente, tendremos que buscar el tiempo para que nade. O tiene alguna dificultad pedagógica que necesita ser reforzada (logopedia, refuerzo en matemáticas,…). O por las características psicológicas del niño, necesita el deporte como medio de desahogo.
Dejando las cosas necesarias a un lado, la reflexión debería tener otros factores a tener en cuenta.
El primer factor sería la jornada escolar del niño/a. Tendremos que tener en cuenta a qué hora termina el colegio y cuál es la intensidad de actividades del propio colegio. Por ejemplo, si el colegio consta de un programa bilingüe (de los de verdad…), ¿realmente es necesario que tenga más inglés por la tarde? En el colegio le dan mucha importancia al deporte y tienen suficientes actividades deportivas dentro de la jornada ¿realmente es necesario que haga más fútbol, baloncesto, rugby…? Lo mismo pasa con la música, el teatro,...
Otro factor a tener en cuenta es la edad del niño/a y las características propias del curso y del colegio. Si es un colegio con muchos deberes, no podemos agobiarles dejando que llegue a casa tarde y con el tiempo justo de ducha, cena y dormir. Los alumnos que tienen las jornadas muy largas, no rinden al día siguiente en el colegio, se les nota cansados y, los que son más responsables, son alumnos estresados. Entre clase y clase se les ve, como locos, sacando adelante trabajo que deberían hacer en casa. Los que son "menos responsables" (no olvidemos que son NIÑOS/AS) tienden al fracaso escolar. Y esto es un círculo vicioso...
Fracaso escolar = refuerzo educativo en casa o en academia + las mismas actividades extra-escolares = menos tiempo todavía = fracaso escolar.
¿Y las gustos de los niños/as? Muchas veces caemos en el error de ofertar a nuestros hijos en aquello que nosotros tenemos ilusión. "Me encantaría que mi hijo/a tocara el violín". ¿Le gusta el violín, o te gusta a ti? Muchas veces las actividades extra-escolares se convierten en un disgusto para los niños, y como consecuencia, un infierno para las familias. No creo que merezca la pena...
Por otra parte, las actividades extra-escolares deportivas deberían ser aficiones. No estoy de acuerdo con apuntar a los niños a actividades deportivas de alto nivel donde, para entrenar, deben ocupar horas y horas. Si mi hijo/a es potencialmente bueno en este sentido, deberíamos dejarnos aconsejar por profesionales y buscar un colegio con unas características necesarias para poder compaginar las dos cosas.
Debemos buscar actividades que vayan acorde con las características de mis hijos. En muchas ocasiones las familias escogen alternar lo que les gusta a ellos y lo que les gusta a sus hijos, o alternar actividades académicas y deportivas/artísticas. De forma, que todas las tardes están liados... A lo mejor es que por otros temas, que no es precisamente el bienestar de nuestros hijos, ¿nos viene bien que estén "ocupados" todas las tardes? ¿Pensamos en las posibles alternativas para que, después de 7/8 horas en el colegio, los niños descansen un poco?
Para escoger actividades extra-escolares, el primer paso debería ser conocer a nuestros hijos (gustos y aficiones), tener en cuenta sus necesidades (características del colegio, necesidades del niño) y, por último, ser conscientes d lo felices que éramos nosotros cuando llegábamos a casa y nos dedicábamos a jugar, usar la imaginación, ver Barrio Sésamo e irnos a jugar un rato al parque con el bocadillo de chocolate o chorizo de pamplona.
¡Que lo queremos TODO para nuestros hijos y estamos consiguiendo volverles y volvernos locos!