Hay esperanza...

Menudo veranito.

Un verano complicado de noticias. Cada día una nueva donde triunfa la violencia, la falta de respeto y de empatía, rematado con el ataque en Barcelona.

Noticias en España: muerto en la puerta de una discoteca, turismo de borrachera que concluye en violencia a conductores de autobús, comas etílicos, palizas varias,... La cantidad de víctimas de violencia machista,... y, rematando con el atentado terrorista, en Barcelona, que ha sido un ataque a la humanidad, destrozando familias de 34 países del mundo.

Yo sí siento miedo. No de los terroristas sólamente, sino de la sociedad en la que nos estamos convirtiendo. Por algún lado tiene que explotar.

No creo que se trate de buscar culpables, pero sí soluciones. Y estoy convencida que está en la educación. NO SÓLO EN LOS COLEGIOS, por cierto. La educación en casa, es fundamental.

Pero cuando siento desesperación ante las cosas que ocurren, encuentro la esperanza. En Facebook, durante todo el verano, he estado recibiendo la crónica semanal de "Por la Sonrisa de un Niño", PSE. Fotos, testimonios y diario de unos jóvenes admirables en Camboya. Me encanta su blog. Cuando veo las fotos y veo caras conocidas... antiguos y antiguas alumnas... Qué felicidad y cuánta esperanza. 

Todo empezó cuando me encontré hace unos años a Alfonso, a finales de junio, recién terminado su 2º de Bachillerato y a punto de despegar el avión que llevaba a su promoción de viaje de celebración. Cuando le pregunté que cuándo se iban me dijo que él había optado por pasar su verano en Camboya. Me dejó muda. Escribí a su madre y le di la enhorabuena. Tienes unos hijos maravillosos. Esa es la esperanza.

Allí también descubro a Sonia, su hermana. Fue la primera de la familia que "recibí". Una niña muy despierta, con los ojos muy abiertos. No paraba de preguntarse y sentía sus ansias de aprender. Todavía recuerdo que no sabía qué poner en las observaciones de los boletines de notas. No había observaciones tan bellas como ella.

Una familia tan especial... Os quiero mucho.

Cuando sigo a PSE en Facebook y veo a Sandra y a su hermana, Paula. Otra familia especial. Sonrisas eternas, siempre.

Ellos son mi esperanza. Y la esperanza de esos niños. Todo sonrisas. Son los que hacen que mi ánimo se levante y no sienta desesperación cuando abro una red social o escucho las noticias. Os he descubierto en esta ONG porque nunca me habéis dicho lo que hacíais en vuestro verano. Porque no presumís de ello.

Así que, GRACIAS. Gracias a las buenas personas. Gracias a mis alumnos y alumnas que hacen que sintamos esperanza ante todo este horror que nos rodea.