Distancia
Cómo diferenciar lo que es mi responsabilidad, lo que está bajo mi control de lo que no lo es. En esas estamos. Crucial para mantener el equilibrio. Ni ayudo ni me ayudo.
Solo identificar esas situaciones, ya me cuesta un mundo. Se supone que esto es fundamental para poder dejar de implicarme tanto emocionalmente en todo lo que hago. Porque una vez que lo tenga claro, podré aprender a soltar aquello que escapa a mi control, permitiendo concentrarme en lo que realmente puedo cambiar y mejorar en mi vida. Lo que merece la pena y lo que no.
Hace poco me dijeron: “Es que no puedes tener empatía hasta con esta silla”
Soltar, distanciarse, vaciar y, sobre todo, aceptar. Aprender a gestionar las emociones frente a las injusticias y, sobre todo, al cambio de valores que me rodea. Que no me afecte, no hacerlo mío.
Segunda parte… Una vez tenga claro lo que está bajo mi control y puedo cambiar, podré aprender a distanciarme de aquello que se me escapa. Y así, poder concentrarme en ayudar y mejorar.
Está siendo un año duro. Sentimientos de injusticia, frustración, inutilidad, derrotismo, soledad, nostalgia, decepción,... Me encantaría poder reemplazar esos sentimientos por otros como esperanza, serenidad, protección…
En medio de una carretera, de doble sentido, observando atentamente el trasiego de situaciones que fluyen en direcciones opuestas, como un reflejo de la dualidad en mi vida cotidiana. ¿Por qué tengo la sensación de que el mundo gira al revés? ¿Qué dirección seguir? ¿Seré yo la equivocada?
De momento, trabajo para la primera parte. Entiendo que estoy bastante lejos de la segunda.