Los amigos de mis hijos

Cada día más estrés en el trabajo. Vivimos tiempos difíciles. Si mi jefe me dice que tengo que quedarme hasta las diez, me quedo. Cada día tengo más amigos en el paro, así que más me vale. ¿Y el tiempo que paso con mi familia?

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Debemos concentrarnos en la calidad del tiempo, no en su cantidad. Estoy encantada de que la mujer se haya incorporado al mundo laboral ya, casi, con igualdad de oportunidades. Pero estoy convencida de que es un grano de arena más, que ha contribuido a un desarrollo emocional diferente en nuestros hijos y al nuestro propio.

¿Y el día que llego un poco antes? Estoy agotado/a... Voy a aprovechar para sentarme en el sofá y ver las noticias con tranquilidad. Pues si tienes hijos, y tienes ese tiempo, aprovéchalo. Por ellos.

Lo anterior, sumado a los cambios en las estructuras familiares (los diferentes modelos), los medios de comunicación, las nuevas tecnologías,... no son cambios negativos. Son cambios a los que nos tenemos que adaptar, enfrentar y sobre todo, de los que tenemos que aprender mucho.

Nuestros padres no dialogaban con nosotros y hemos decidido que no queremos ser iguales con nuestros hijos. Así que vamos a ser amigos. Además, para el poco tiempo que estoy con ellos, no merece la pena andar de morros... Nos da miedo el rechazo y nuestro sentimiento de culpabilidad nos hace mimarles.

Después aparecen las confusiones en ellos, claro. En incluso en los padres. Los roles y los papeles deben estar definidos por el bien emocional de todos. Nuestros hijos serán futuros padres, así que vamos a definirnos. Ellos ya tienen o tendrán amigos. Pero padres...

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Cuántas veces he oído en entrevistas y tutorías: "Díselo tú, porque a mí no me va a hacer caso". Nos parece que es pequeño y que no pasa nada. Pues lo que pasa es que cuando queramos poner el límite, será demasiado tarde.

La autoridad no es negativa, al igual que el respeto. Debemos educar diciendo que no, poniendo límites y aguantar malas caras, aunque no nos apetezca. Ellos lo necesitan e incluso lo piden con su actitud en muchas ocasiones. Se debe dialogar con mucho afecto, cariño, ternura y comprensión, pero con autoridad y con límites definidos. Necesitan sentirse seguros en casa para sentirse seguros en la "calle". Lo necesitan para sus relaciones con los otros y para definir sus amistades. Lo necesitan para su vida.

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