Un paso más...
Ya he dado un pasito más. Ayer fui a visitarte allí donde te vi por última vez. Después de casi siete meses no había sido capaz de ni siquiera llevarte flores ni de acercarme allí donde pone tu nombre.
GRACIAS POR TU BONDAD. Esa es la frase que eligió Cristina para ti. Porque a pesar de mis esfuerzos por parecer fuerte, no fui capaz de opinar en este asunto. Qué frase tan bonita y qué orgullosa me he sentido al verla allí grabada.
Era un día precioso. La vista se llenaba del color verde y un montón de colores inundaban el césped. Todo ello bañado por la luz de un sol resplandeciente.
Después de colocar una a una las flores que había elegido, allí me senté, en el suelo. Leyendo una y otra vez tu nombre, las fechas y la frase que resume tu vida. Demasiado pronto, demasiado pronto...
Pero no sentí agradecimiento ninguno. Ni sentí paz ninguna. Ni después, de vuelta en el coche, sentí ningún tipo de consuelo. Porque no sé dónde estás. Allí, no estás y, conmigo, no te siento.
Ahora necesito contarte una cosa y necesito tu consejo. Necesito verte en tu sillón sentado y sentir esa mirada tranquilizadora, esos ojos azules diciéndome que todo va a salir bien. Pero no estás.
Intentaré ir más. A modo de terapia. A ver si consigo seguir dando pasitos. Eso dicen que hay que hacer.