El verano termina.

Dicen que el primer año es el más duro. 

Va a hacer 5 meses que faltas y aquí seguimos, con nuestros traumas. Cosas que hacen que se te revuelva el estómago o que sientas hormigueo por las extremidades.

Cosas como el paso de una ambulancia por tu lado (o simplemente oírla de lejos), pasar con el coche al lado de La Paz, entrar en tu dormitorio, sentarse en tu sillón, coger tu IPad, visitar la buhardilla,... Eso, cuando te mueves.

Cuando llega la noche y todo está tranquilo, empiezan las imágenes a bloquear el cerebro y a no dejarte pensar en otra cosa.

Intentando dar gracias porque fueron sólo horas de sufrimiento, pero qué horas... Por un lado, falta de humanidad del doctor que le acompañaba y, por otro lado, el agradecimiento que siento ante la maravillosa humanidad que demostraron los sanitarios de la ambulancia.

La llegada al hospital y la falta de consciencia. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde. Y es así. Es impresionante cómo la mente lucha ante las noticias devastadoras y alcanzas la mentira con las manos para agarrarte a una esperanza que no existe.

Desde hace mucho, me despierto a las 4 de la mañana. Como aquel día cuando sonó el teléfono para salir corriendo al desenlace anunciado horas antes. La llegada a la UCI. Las miradas de los médicos y enfermeros/as, antes de meternos en una sala, antes de dejarnos verte, que presagiaban lo peor y, aún así, seguí aferrándome a la esperanza.

Las fechas son otra cosa que nunca piensas que odiarás. Aniversarios, cumpleaños o simplemente las estaciones, como el verano. Dicen que el primer año es el más duro en este sentido porque es "el primer cumpleaños sin ti", "el primer verano sin ti", "tu primer aniversario sin ti", "las primeras Navidades sin ti"...

Es increíble las pocas ganas de empezar la rutina pero las inmensas ganas de sumergirme en ella, para no pensar más. Aunque soy consciente de que así utilizo la evitación de la realidad. Quizá haber escrito esto me ayude. Al compartirlo, quizá, se escapen algunos de los "achaques" que mi hermana sostiene, como hermana y psicóloga, que son fruto del constante disimular.

El verano termina. Se acerca el 1 de septiembre. Nuevos retos, ganas, ilusión,... pero mi primer septiembre sin ti.