Sacramento "pegamento"

Querida Sacramento “pegamento”.

Tú que has marcado una generación de rimas, Eloísa “la camisa”, Chus “chupa-chups”, Angelines “los patines”... quería dedicarte unas palabras antes de ese día tan especial para ti y para todos los que hemos tenido la suerte de compartir tantos momentos a tu lado. 

Como sabes, un micrófono me da pavor, así que voy a escribir por el medio donde me siento cómoda, en vez de leerlo en público en el momento de tu homenaje. 

Tu labor de educadora, siempre atenta, siempre presente y siempre luchadora, para acompañar a todos tus alumnos en esta carrera de fondo; preparándolos y queriéndolos, no solo en las aulas sino fuera de ellas. Tu cariño, tu dedicación, tu sobrada profesionalidad, y una capacidad de trabajo que supera los límites humanos, ha ayudado a numerosas generaciones a obtener éxito en su desarrollo integral.

Después, con tus nuevas funciones (sin querer dejar el aula), has vuelto a demostrar lo mismo a tus compañeros. Fiel defensora de la etapa de Educación Infantil y gran Directora, has demostrado nuevamente que la belleza personal es lo más importante para labrar el éxito profesional.

Como madre de dos alumnos en el colegio, que no han sido fáciles, solo tengo palabras de agradecimiento, ya lo sabes. 

Has demostrado, año tras año, que una buena maestra tiene que ser una buena persona. Y esa buena persona se convirtió, sin forzarlo, así, sin darnos cuenta, en una AMIGA. Escribiendo se me ocurren mil anécdotas, pero lo más importante es que todos estos años has sido un apoyo constante y fundamental en mi vida. 

Hemos compartido momentos especiales, divertidos, felices e, incluso, no tan fáciles. Podríamos decir que nuestra amistad ha pasado, en términos de Infantil, de “En desarrollo” a “Superado” con creces. O, como se evalúa en Primaria, a “Sobresaliente” con “Mención de Honor”. Incluso has superado esa forma de despedirte por teléfono, después de largas conversaciones, “hala, adiós”, que tanto te decía que tenías que limar, a “un beso, Ester” con cariño y dulzura.

He de reconocer que no imagino el colegio sin ti. Imagino que a todo se acostumbra uno, pero siento miedo, incertidumbre y, sobre todo, tristeza cuando pienso en no tenerte tan cerca a diario. 

Por otro lado, sé que siempre estarás ahí, conmigo, siempre que te necesite. Y siempre estaré yo, ahí, siempre que me necesites. 

Descansa porque has dado, hasta el último minuto, TODO por y para el colegio. Así que, disfruta de esta nueva etapa que te espera con los brazos abiertos y te dice “ya era hora... te lo mereces. Dedícate a ti misma”. Y como, estoy segura, siempre serás una amiga, de esa faceta no me despido. Simplemente desearte lo mejor, ahora que vamos a pasar a vernos más, fuera del horario lectivo. 

Terminar diciéndote lo ORGULLOSA que estoy de ti. Como antigua alumna, como compañera de trabajo y como madre del colegio. Pero sobre todo, como AMIGA. 

Un beso, Sacra. Te quiero mucho.