Mi vida, mis canciones
Mi vida son canciones. Cada momento tiene una canción e, incluso, las personas que me rodean.
Si tengo que culpar a alguien de esto, creo que sería a mi padre. Después, las canciones me han ido uniendo a personas.
Desde pequeñas, siempre hemos tenido un equipo de música en casa. Para mi padre era importante. Siempre con grandes altavoces que instalaba él mismo, con un lío de cables (que si el rojo, que sí el negro,…). Pero también recuerdo la música en el coche. En el coche, sobre todo, cantábamos al ritmo de Mocedades con mil voces que intentábamos imitar, o Ana Belén y Víctor Manuel con “Sólo pienso en ti”, que, aunque en su día no entendía bien, porque era pequeña, me parecía una canción muy triste que hacía que se me escapara alguna que otra lágrima.
En ese tocadiscos de casa, sonaban discos de Dire Straits y su “Money for nothing”, Mike Oldfield y sus “Tubular Bells”, música clásica, Nikka Costa con “On my own” (esta todavía me cuesta escucharla),… pero, cuando mi padre se iba a trabajar y estábamos de vacaciones, también sonaba Miliki y, Enrique y Ana.
Tampoco me olvido de su gran amigo Rafa. Un espectáculo audiovisual abría sus puertas en cuanto entrábamos en su casa. Allí, siempre había música. Allí siempre descubríamos lo último en tecnología. La primera vez que vi el VHS (aunque decía que no tenía la calidad Beta), Láser Disc,… Creo recordar que allí nació la afición de todos (sobre todo de mi padre) por el concierto de Año Nuevo en Viena.
Cuando crecimos un poco, mi hermana, en plena adolescencia, empezó a grabar sus propios cassettes de “VARIOS” de los 40 Principales. Siempre recordaré esos cabreos cuando el locutor hablaba antes de tiempo y tenía que parar el “REC”. Pero allí estaban. Con esos típicos cortes.
Mi casa se empezó a llenar de discos de vinilo (me encantaba limpiarlos y limpiar la aguja): Hombres G, Glenn Medeiros, Rick Astley, Mecano, Wham (George Michael),.. Pero sobre todo, y gracias a mi tía Clara, Julio Iglesias. Las dos eran capaces de cantar, con puntos y comas, toda su discografía.
Por fin, fui a conciertos con mi hermana (ahora que lo pienso, no sé cómo mi madre me dejó). Y recuerdo perfectamente el de La Unión y su disco “Tren de largo recorrido”, que después no puedes parar de escuchar en casa, y Mecano, con sus últimos conciertos en la plaza de Las Ventas.
En mi infancia me dejé llevar por los gustos de los demás y los hice míos. Unos siguen en mis listas y otros no (la voz de George Michael me sigue poniendo los pelos de punta).
Llegó Michael Jackson y me volví fan. Mi padre ya había hecho que conociera a los Jackson 5 y parte de su discografía, pero escuché Bad y ahí decidí que este genio sería mi favorito. Así fue. Mi madre no me dejó (esta vez, que era más mayor) ir al concierto del Bernabéu. Lo vi por la tele meses después. Sus vídeos y sus canciones me acompañaron en toda mi adolescencia en esos mil estados de ánimo que las hormonas hacen que tengas en un mismo día. Deseando que saliera su siguiente videoclip para descubrir una nueva genialidad. El despacho y los auriculares. Allí sentada cantando como una loca y mi madre diciendo “que estudies!!!”.
Mi primera guitarra, mis clases de piano, y… mi primer walkman: ese gran descubrimiento. Llevaba siempre pilas de repuesto e, incluso, usaba el Bic para rebobinar y no tener que gastarlas. En el metro no se podía escuchar la radio, aunque Moisés creyera que se le habían acabado las pilas y las tiraba…🤣
La vida te va uniendo las canciones a las personas. Como si cada una de ellas llevara zurcido un trozo de tela con el título de una canción. Así que se van ampliando los recuerdos y la música hace que nunca olvides. Personas, épocas, situaciones… todo unido a una canción. Unas te hacen llorar, otras sonreír. Y me encanta poner de vez en cuando la radio (sobre todo Kiss FM o los 40 CL) y esperar la sorpresa de canciones que me trasladarán a un punto exacto de mi vida y sus sensaciones.
Os dejo una lista con canciones. Mis canciones. Algunas, unidas a personas y otras, a momentos. Iré añadiendo alguna mientras escucho música porque seguro que se me olvidan muchas. Pero, si me conoces, intenta reconocer si estás en alguna de ellas.